Por Luis Sagüés Garay
Hemos aparentemente superado ya los molestos cortes de energía eléctrica, que se produjeron en los últimos episodios climáticos, que han afectado a gran parte de nuestro territorio y por supuesto, a nuestro valle del Puangue.
En los numerosos análisis y comentarios que se han originado respecto a esto, aparece como una constante las interrupciones producidas por caída de árboles, sobre los ya vetustos tendidos eléctricos.
La realidad objetiva es que los árboles han causado también esto, pero no es, la principal causa. En nuestro valle los árboles han sido los menos influyentes en esto. La principal causa de estas incómodas interrupciones -, algunas de las cuales han durado semanas-, es la deficiente e insuficiente mantención del sistema conductivo y operativo de estas. Hace tiempo que las empresas eléctricas por motivos -a lo mejor muy explicables- no hacen lo que la creciente demanda de servicios requiere. Hay oportunidades en nuestro valle, que se han cambiado transformadores, cuando se han fatigado, por la sobre carga, que han tenido al ir incorporando nuevos usuarios sin el aumento de infraestructura necesaria, para satisfacer estas crecientes demandas. La mayoría de los cortes se produjeron por caídas de los postes que conducen las líneas. Un oportuno y localizado cuidado de estos, habrían evitado el desplomade por las ráfagas, que si bien abundantes y reiteradas, no muy superiores a las ya en otras ocasiones conocidas. Las empresas no han hecho definitivamente la mantención y ampliaciones, como para evitar estos seguidos y hasta muy perjudiciales cortes de energía.
Los árboles, mudos “no sintientes”, son sindicados como una de las causas. La realidad indica que al menos en este valle, efectivamente los árboles ornamentales han tenido un destructivo manejo, y es posible ver, como CGE d, ha simplemente mutilado, sin ceñirse a lo que manda, la instrucción de la Superintendencia de Electricidad y Combustible, a través de la última Circular 204702, que indica claramente como debe realizarse el manejo de los árboles.
También es oportuno consignar que, la sequía de los últimos 15 años ha provocado un deterioro visible en estos. En años normales cuando la precipitación del valle, era de unos 230 a 340 mm, año promedio, no era necesario regarlos. Pero en los últimos tiempos, estas precipitaciones disminuyeron a niveles insuficientes, para mantener los árboles de los sectores urbanos y rurales, vivos, sin el suplemento hídrico absolutamente indispensable, en estas extremas condiciones climáticas. Es posible observar en los cerros circundantes (propiedad privada), que se han secado casi totalmente, una visible cantidad de quillayes, boldos, peumos, maitenes, litres, e incluso espinos, los que en general, son muy resistentes a las prolongadas sequias.
Los árboles del sector urbano, lamentablemente, no han recibido el manejo necesario para impedir este resultado. Este manejo deficiente de los árboles, contribuye seriamente a su desplome y caídas, con las consecuencias -de poca incidencia, efectiva - de destrucción del tendido eléctrico.
Dentro del manejo del arbolado urbano, está hacer las necesarias intervenciones, erróneamente llamadas podas, para permitir una conducción del cableado sin interrupciones, pero conservando el vigor, el hábito el desarrollo y la debida resistencia de estos. Además, manteniendo el valioso ornato que aportan al paisaje urbano.
En general es muy desconocida la contribución importante que hacen los árboles al medio ambiente. Y muy especialmente en nuestro valle.
La maravillosa asimilación clorofílica, base de la alimentación de los seres vivos del planeta. La realizan las plantas, a través de la fotosíntesis, proceso que efectúan los vegetales verdes, utilizando la energía radiante del sol, para convertir el agua y el CO2, en hidratos de carbono, principio elemental para la alimentación del planeta. Además, como si esto fuera poco, liberan en tan trascendente proceso, O2 a nuestra esmirriada atmósfera.
Curacaví tiene una ubicación destacada en esto. Pasan anualmente 48 millones de vehículos motorizados entre Santiago y el litoral central, que utilizan ingentes cantidades de O2 y eliminan otra importante cantidad de CO2 con la combustión de sus motores. Solo a metros de nuestra ciudad.
Las únicas que mitigan en parte esta terrible realidad, son, las áreas verdes, donde los árboles ocupan el sitial más importante.
Es imperativo de vida, hacer un cuidadoso manejo de nuestro arbolado. Lo que es perfectamente posible si los actores que deben hacerlo, tienen la disposición y voluntad de efectuarlo