Conversamos con Tuca Figueroa, para conocer un poco más su experiencia de chichera de nuestra comuna, revisemos nuestra conversación

Ya Tuquita, dígame su nombre completo. Soy Marta María Figueroa Villavicencio.

Tuquita, entonces estábamos hablando de tu labor dentro del proceso de la chicha. Cuéntenos, ¿qué hace usted en este proceso?
Yo soy la que corto el pasto, la que ciego, la que ciega el pasto en la viña, la que ordena las guías, la que les da luz a los racimos, les abre las hojas a los racimos. También soy la que amarra la guía, ordena la guía, y en el tiempo de cosecha ayudo a cortar y acarreo la uva. Lo que nunca he hecho es la zaranda. Además, trasvasijo la chicha de donde cae el primer mosto al fondo de cobre. Después de eso, cambio la chicha al fondo y la dejamos para que se enfríe. Al día siguiente, envasamos, y yo ayudo a envasar y a acarrear el chuico a la bodega.

¿Esta viña o chichería, la heredó de algún familiar?
Sí, esta chicha la heredé del tío Ñungo, quien la heredó de su padre, y su padre de su abuelo.

¿Entonces esta chichería tiene un poco más de 100 años?
Sí, porque hay parras de aproximadamente 100 años, que están ahí tal cual, como han estado toda la vida como parrón.

Usted es la representante legal de esta empresa, una mujer empoderada en este momento. ¿Cómo se llama su chichería? Chicha Tío Ñungo.

¿Cuánto es la producción que están sacando aproximadamente?
Unos 800 a 1000 litros más o menos. ¿Se vende todo? Sí, este año quedaron como cinco chuicos. Se vende en la fiesta de la Chicha, para el 18, y también vienen aquí a comprar.

Ustedes ya tienen una tradición y es conocida como chichera. ¿Ha sido positiva la organización de los chicheros? Ha sido bueno porque así tenemos más posibilidades de hacer proyectos y adjudicarlos, lo que antes no se podía.
Muchas gracias Tuca por compartir este tiempo con nosotros.