En esta entrevista exclusiva, nos adentramos en el fascinante mundo de Roberto Moyano, un apasionado de la música y conductor del popular programa de radio "La Máquina del Tiempo". A través de sus palabras, descubriremos cómo su trayectoria personal y su amor por la música se entrelazaron para dar vida a este proyecto que ha cautivado a los oyentes de Curacaví durante años. Desde sus inicios en el norte de Chile hasta su establecimiento en nuestra querida comuna, Roberto nos comparte su historia, sus inspiraciones y cómo la radio se convirtió en su medio para compartir su pasión con la comunidad.

Roberto, cuéntanos tu nombre completo.
Soy Roberto Alejandro Moyano Espinoza. Muchas gracias por esta entrevista.

Queremos conocerte un poquito más, sobre todo a través de la música. "La Máquina del Tiempo" ha sido un programa de radio de muchos años. Cuéntanos un poco de ti, de tus lazos con Curacaví y de tus lazos con la música, y de cómo nace este programa.
Primero que nada, quiero agradecer a ti y a todos los que están detrás de este espacio de comunicación, que es constante y es una especie de bálsamo, así lo veo yo en Curacaví, para conocer e informarse de cosas que llegan todos los viernes, así como deben llegar mis avisos de programa y con tus saludos a los amigos y amigas. Así que eso es lo primero, gracias por la entrevista y por el espacio.

Mi vínculo con Curacaví es familiar. Llegué a Curacaví por temas relacionados con mi familia en ese momento, y lo hice con una carga de música un tanto triste porque dejaba atrás mi vínculo con la música que se dio desde la iglesia. Yo había hecho música, vivía en el norte por muchos años, desde el 94 hasta el 2008. Me auto exilié en el norte porque estaba apestado de Santiago, del mundo que yo frecuentaba, y dije "no, esto no".

Me fui de Santiago, a vivir a Monte Patria, una comuna rural al Interior de Ovalle, en el Valle del Limarí cuarta Región. Ahí viví varios años e hice música Latino Americana, con la Agrupación Cultural Killen. Luego me fui a La Serena, que es una belleza de ciudad, y ahí, retomé la música desde la iglesia y empecé a tocar en un coro, que terminé dirigiendo y eso me acercó a gente que se transformaron en mis mejores amigos y, sus hijos, en los mejores amigos de mis hijos e hija. No hacía la música que yo quería hacer, pero pude conectarme con el canto, de manera más seria, por primera vez en mi vida. Antes tocaba batería (que fue lo que musicalmente estudie). Cuando regresé a Santiago, me vine a Curacaví y, acá, pude armar un grupo y la música vuelve a mí desde el punto de vista de empezar a hacer música rock, folk y latinoamericana. Cuando vivía en Monte Patria, un día pensé que lo mío era generar magia y entretención para la gente, y que debería hacer producciones y eventos, algo que ya había hecho. Me gustaba hablar y recordar el pasado y pensé que podría tener algo, una máquina que fuera mágica. Ahí se me ocurrió, una tarde de domingo, el concepto de "La Máquina del Tiempo". Cuando llegué a Curacaví, se dio la magia de hacer música con amigos con los que había tocado en el norte y que eran de Santiago. Hicimos música en el restaurante Millantú, y ahí armé la banda "La Máquina del Tiempo". Hicimos un tributo a Sui Generis. Así nace esa, como expresión concreta la idea de "La Máquina del Tiempo" y la música de tributo. De esa forma se hizo realidad la posibilidad de hacer música, rock, folk y latino americana. Luego se incorporaron mis hijos y también posteriormente mi hermano. Mis hijos estudiaban en un colegio en Curacaví llamado Farmland School, y ahí conozco a un hombre que tenía un diario, El Mauco, y una radio. Yo terminé siendo presidente del centro de padres en ese colegio y, en ese rol me toco dirigir varios espacios y hacer varios “discursos” como presidente del centro de padres. Ahí el dueño del Mauco me dice “oye tu hablas muy bien y llegas a la gente: ¿por qué no haces un programa de radio?

Gracias Roberto por compartir esa bella y conmovedora historia sobre el nacimiento y evolución de La Máquina del Tiempo. Es maravilloso ver cómo lo que comenzó como un simple hobby se transformó en tu pasión y en una parte tan significativa de tu vida. Me gustaría profundizar un poco más en algunos aspectos que mencionaste.
Mencionaste que el programa coincidió con un momento de pérdidas y duelo en tu vida. ¿Cómo crees que esas experiencias personales influyeron en la forma en que enfocaste el programa y te conectaste con tu audiencia?
Bueno, sin duda esas experiencias personales tuvieron un gran impacto en el programa. El duelo y las pérdidas que experimenté me hicieron más sensible y empático hacia las experiencias de los demás. Creo que eso se reflejó en la forma en que seleccionaba la música y compartía historias en el programa. Me di cuenta de que la música tiene un poder increíble para conectar con las emociones y los recuerdos de las personas, y quise usar ese poder de una manera positiva. Ahí empecé a hacer mi programa, sin tener idea de la radio desde adentro. Solo había escuchado mucha radio en mi vida. Era solo un aprendiz con mucho conocimiento de muchas historia y estilos musicales, pero cero conociendo de cómo se hacía radio. También el apoyo de mi compañera Maribel, mi amor hasta hoy, fue sencillamente esencial. Sin su apoyo esto no hubiera sido posible.

Es súper interesante cómo describes la evolución del programa, desde algo que hacías para ti mismo hasta convertirse en algo que impactaba profundamente a los oyentes. ¿Puedes contarnos más sobre ese proceso de darte cuenta del alcance e impacto que estaba teniendo La Máquina del Tiempo? Claro, fue un proceso gradual. Al principio, como mencioné, lo hacía por puro placer personal y ni siquiera pensaba en la audiencia o en medir la sintonía. Pero poco a poco, empecé a recibir llamadas y comentarios de los oyentes que me hicieron darme cuenta de que el programa estaba tocando sus vidas de maneras que nunca imaginé.
Uno de esos momentos, fue cuando recibí el llamado de una señora que dijo al aire que gracias a una canción de rock que programé, se reencontró con su hijo que se había suicidado escuchando esa canción que se llama “Escalera al Cielo”. Fue particularmente impactante. Aquello, entre otros aspectos, me hizo entender que cada canción que tocaba, cada historia que compartía, podía tener un significado profundo para alguien. Eso me llevó a ser aún más cuidadoso y riguroso con la calidad y el trabajo de mis selecciones de música y en la forma en que presentaba el programa, resguardando siempre una triada, que para mí es fundamental en un medio de comunicación, ya que implica una responsabilidad y un enfoque irrenunciable para mí: Entretener, informar y educar.

Roberto, has mencionado que La Máquina del Tiempo también te permitió reconocer y explorar tu propia espiritualidad. ¿Podrías contarnos un poco más sobre eso? ¿Cómo se ha manifestado esa espiritualidad en el programa?
Por supuesto. A medida que el programa evolucionaba y yo me conectaba más profundamente con la manera de presentar música, se sumaron enfoques sobre procesos históricos, relatos sobre hitos de la vida de muchas y muchos, que se conectaban con las historias de los oyentes. Además , empecé a darme cuenta de que había una dimensión espiritual en todo esto que y que yo no había reconocido antes. No se trata de religión en el sentido tradicional, sino de una conexión más profunda con la música, con las emociones y con las experiencias humanas que compartimos.
Esta espiritualidad se manifiesta en el programa de varias maneras. A veces, es en la forma en que introduzco una canción, relacionándola con temas universales como el amor, la pérdida o la búsqueda de significado. Otras veces, es en cómo respondo a las llamadas de los oyentes, tratando de ofrecer no solo entretenimiento, sino también un poco de consuelo o inspiración cuando es necesario.
Creo que esta dimensión espiritual ha añadido una profundidad al programa que no esperaba inicialmente, pero que se ha convertido en una parte integral de lo que es La Máquina del Tiempo.

Gracias Roberto por compartir esas reflexiones tan profundas. Es evidente que La Máquina del Tiempo se ha convertido en mucho más que un simple programa de radio. ¿Hay algo más que te gustaría agregar sobre cómo el programa ha impactado tu vida o la de tus oyentes?
Bueno, tiene que ver con que me di cuenta que la música es un elemento transversal. Primero, decidí salirme de la primera radio en donde estuve acá en Curacaví, que fue radio Puangue. Ahí, apareció la posibilidad de entrar a la única radio comercial de Curacaví, Radio Lubna, en la cual fuimos colegas, y que me dio otro impulso a la calidad con que hacía mi programa. Como ha sido característico en mi programa, en mi forma de transmitir, también abordo mucho la contingencia, porque mi programa es así. Así, en algún minuto me di cuenta que ese medio no era el espacio en donde debía estar y quería estar. No era donde debía estar y en septiembre de 2023, cuando hice un ciclo de programas, desde la historia musical, a propósito de los 50 años del Golpe de Estado, decidí renunciar también a ese medio radial.

Hoy día yo estoy de manera online, solo, independiente y en ese tránsito independiente, aparece una persona a la que le tengo también una promesa pendiente, un amigo que conocí durante un año y se me fue de cáncer. Íbamos a hacer una radio juntos. Mi amigo René. Por primera vez apareció alguien en mi vida, desde la espiritualidad, hoy día así lo siento, al cual yo le entregaría la responsabilidad de que programara ciertos espacios radiales de mi radio.
Así que ese sueño, tiene un nombre para la radio que tendré, más temprano que tarde y que está ahí guardado, archivado, porque ese será mi sueño hecho realidad.
Hoy día transmito online dos veces por semana, de 8 de la noche a 10:30, a veces hasta 11, cosa que me complicaba en los formatos de la radio, porque mi programa se extendía y casi siempre me pasaba de las horas que tenía para transmitir. Ja-ja- ja .

Entonces hoy día, ¿por qué espiritualidad? Porque mi programa es un programa que tiene una variedad musical enorme, yo paso por muchas décadas, como dice el aviso promocional de La Máquina Del Tiempo, puedo estar en la década del 30 con el swing, y después me voy al bolero latinoamericano en los 40, y después salto al britipop de los 90, y llego a la música folclórica, y después me voy al jazz fusión, bueno, en general de todos los estilos, todas las décadas. Ojo, como dice una de mis frases de continuidad: “no son solo recuerdos, son clásicos”.

Pero hoy, esa dimensión espiritual, asume lo que me di cuenta, además, es mi compromiso de servicio, que pensé que venía por otro lado. Durante 40 años estuve buscando desde dónde servir y hoy día me doy cuenta que mis sueños de cambio, mis sueños de transformar la vida de las personas, no para lo que creo que es mi molde, para transformar la vida de las personas, sino para compartir desde la radio una visión y una “comunicación” desde la música, los recuerdos, la historia y la contingencia , sobre la vida, que muchas y muchos auditores se identifican. Vivencias, sueños, recuerdos, buena música, calidad, integración y diversidad eso es mi Programa. Mi servicio. Porque cuando yo emociono a alguien, cuando escucho a los Beatles, o cuando logro emocionar a una persona porque escuchó a Los Galos, con “Cómo Deseo Ser Tu Amor”, y después al otro día estoy emocionando a uno que está rockeando con Simple Minds, me estoy dando cuenta que le estoy entregando lo que desea a la gente.

Hoy día, mi espiritualidad, entiende mi programa como un espacio de servicio no militante de ningún concepto, ni religioso, ni político, pero sí militante de la vida y de la entretención. Y eso tiene además un complemento que lo hago con nivel y lo trato de hacer con el mejor estándar posible. Lo que me ha llevado a ser un poco un lobo estepario en el medio de esta comuna, porque siento que a veces eso se deja de lado acá. Te digo esto, porque creo que estar en un medio de comunicación social y, tener la posibilidad de influir porque me lean, de influir porque me escuchen, teniendo la posibilidad de influir porque me vean, es una responsabilidad muy alta y eso lo tiene que hacer con mucha responsabilidad, con ética, pero por sobre todo con calidad y buen nivel.
Entonces siento que este talento que Dios me dio, porque así lo siento yo, hoy día me hace ser un instrumento de paz interior y felicidad para muchos.
Por eso, cuando mezclo las parrillas musicales para mi programa, me doy cuenta que hoy día que hago un programa porque es mi talento, porque me fascina, porque a la gente le gusta, pero porque Dios también me está diciendo, sírveme desde ahí y ayuda al mundo de ahí. Entonces hoy día soy feliz, hago música, canto la música mientras la gente está escuchando, coloco temas, me siento libre, porque si hay algo que nunca voy a transar es ser libre desde lo que yo creo, pero con una perspectiva distinta, que también me enseñó mi programa, que quien me escucha tiene una verdad y quien transmite tiene otra verdad. Y ahí es donde hay que tener ese canal de comunicación libre, respetuoso, equilibrado, pero con sentido e identidad.

Eso es "La Máquina Del Tiempo", es vida, es vivencia, es entretención es información, es equilibrio, porque siento que hay un deber en este mundo, de equilibrar las comunicaciones que dirigen los poderosos. Y hoy, hacer radio para mí, es también servir para hacer un mundo mejor.

Gracias Roberto por tu mensaje, cuéntanos, ¿Dónde te pueden escuchar?
Mira, yo soy dueño del dominio la máquina del tiempo, en NIC Chile, la máquina del tiempo me pertenece. Actualmente no tengo página web, simplemente tengo un dominio, es www.lamaquinadeltiempo.cl. Me pueden escuchar, visitando mi Facebook personal (Roberto Moyano) donde promociono los días lunes y miércoles, por lo general, los programas que haré de 20:00 a 22:30 Hrs., porque todavía no estoy habilitado en todas las plataformas de redes sociales.
También la gente que me quiera escuchar me puede escribir, al
+56 9 5879 1358, que es mi teléfono personal, enviándome un WhatsApp y lo agrego a mis listas de promoción.