En los últimos tiempos la sociedad tiene un comportamiento, por decir lo menos, inquietante.
No es que hayamos personas que nos creamos perfectos, es solo que quisiéramos que el mundo gire en torno a un orden relativamente “correcto”, pero, siendo minoría, somos casi crucificados.
Por ejemplo, pedir que se escriba con buena ortografía es lapidario y nos hace acreedores de una cantidad significativa de epítetos de grueso calibre, por lo que ya casi obligadamente debemos aceptar que se escriba “haci” y no “así”. Por otra parte se da por aceptado que los desfiles sean un paseo lejos de toda marcialidad, sacrificio que debe hacerse a cambio de una nota “7” que se enlistará en la asignatura de más bajo rendimiento, cubriendo así falencias en ecuaciones, gramáticas o algunas ciencias. Cuento aparte es el martirio de algunos en intentar descubrir cuál es su pie derecho o izquierdo y cuando lo descubren el bombo lleva otro ritmo. Otro ejemplo me lo dio una maestra “conservadora”; “antiguamente cuando se citaba al apoderado, el alumno tiritaba casi, pensando en el venidero castigo. En la actualidad el que tirita es el profesor porque su niñito es un ángel y, cuando menos, defenderá a muerte a su “inocente retoño”.
En lo cotidiano es recurrente ver conductores irracionalmente convertidos en suicidas o asesinos, con bebés a los que dicen amar mucho pero que los sientan sobre sus faldas tras el volante, fuera de toda norma y a riesgo de convertirlos en merecedores de un “pijamas de madera”, posteriormente y entre lágrimas la pregunta de rigor será ¿Por qué a mí?; dichos personajes, en muchos casos son contrarios a los “pacolovers”. La mención honrosa se la llevan los dueños de las calzadas que si van delante hay que ir a su ritmo o si van detrás lo llevan a uno casi empujando.
En fin, la anarquía parece ser la moda contemporánea y, para muchos, los conservadores no somos más que “un bicho raro en peligro de extinción”. En mi defensa puedo decir que estoy pensando seriamente en hacer mía la consigna que dice “si no puedes con tus enemigos, únete a ellos”. Les dejo un abrazo “HACI” de grande.