Por Víctor Méndez

Para quienes escribimos con mi estilo, sin estilo literario, definido, más bien, como diría un insolente “mocoso flaite, “puras wevadas, es bueno que nos ocurran eventos que nos impulsen al teclado, en mi caso hoy fue un ACV que me llevó al hospital. Todas las camas son ocupadas por puros viejos deformes por la edad, no exagero, carrasposos, sin afeitarse y en su mayoría, sin bañarse, a la misma hora hay cambio de turno, hermosas jovencitas , en  la práctica de su carrera , creo, son las que  deben presentar a sus pacientes y su estado, y que son con quienes deberán lidiar en las próximas 12 horas con sus requerimientos, mañas, y más encima se hacen los lindos “los WNS”, cuando la mayoría está en precarias condiciones, la mayoría está con pañales, y se hacen del 1 y del 2 varias veces  al día, que ponen en difíciles situaciones a las  jovencitas que huelen rico, que huelen a ropa interior de catálogo, Victoria´s Secret o Lady Genny, y tienen grandes aspiraciones,  sin duda un tremendo choque cultural pero, es la profesión que ellas eligieron.

Que alegría, me dieron el alta, vuelvo a casa con visita diaria de doctores. Uf me cansan los ejercicios de todo tipo, 12 días y vuelta al hospital. Una tortura. Pensé que la experiencia me ayudaría, naaaaada, todo fue peor, sufrí, lloré, extrañé mi casa, mi señora, mi hijo, mis perros, mi gato, extrañé todo. Lloré por volver, y volví, ahora escribo, aún me cuesta ordenar mis ideas, pero shttttttttttttt   no diré nada, confío en que ustedes tampoco nada dirán o me enviarán de regreso a las torturas, no todos son iguales, Hospital de Curacaví, Ambulancia y Bomberos, son una verdadera y gran ayuda GRACIAS. Ya les contaré más.

VMN