El pasado 2 de noviembre se realizó la ceremonia de premiación del concurso literario y lanzamiento del libro recopilatorio de cuentos “Recogiendo Estrellas”.

 

En esta oportunidad 2 estudiantes de la escuela fueron seleccionados por sus cuentos; se trata de Matías Núñez y Josefa Miranda y fueron premiados en este concurso organizado por la Fundación HOTIMAO, actividad que se llevó a cabo en el Centro Cultural de Melipilla.

 

La semana pasada compartimos el cuento de Josefa Miranda, en esta oportunidad compartiremos las aventuras que nos presenta Matías Núñez.

 

Felicitaciones a los distinguidos escritores y a la orgullosa Escuela de Los Rulos.

 

Rojo, el pingüino de peluche

(Matías Núñez. Escuela F-738 Los Rulos)

 

Hola, mi nombre es Rojo, soy un pingüino. Lo cierto es que no soy cualquier pingüino, soy uno de peluche y vengo a contarte todas las aventuras que hemos vivido con mi mejor amigo; te juro que son verdaderas y súper geniales.

 

LA MONTAÑA

 

Te contaré sobre la primera vez que subimos la montaña más increíble y alta que puedas imaginar. Todo comenzó, un día tranquilo, cuando llegó mi mejor amigo y me dijo - Rojo hoy subiremos “la gran montaña”- estábamos ahí, listos, preparados y dispuestos a comenzar nuestro viaje, de sólo pensarlo ya estaba sorprendidamente asustado, pero tenía muchas ganas de hacerlo y lleno de valor, empacamos lo necesario y comenzamos nuestra aventura. Al principio sólo parecía un cerro normal, luego se veía cada vez más grande y enorme, entonces se ponía más y más helado, hasta que empezó a cubrirse todo de nieve. Ahí estábamos mi amigo y yo, subiendo, sudando, tiritando; queríamos volver, pero también queríamos llegar a la cima. Seguimos avanzando y sin darnos cuenta, ya estábamos en la montaña más alta que puedas imaginar Pero de pronto, sentimos un fuerte ruido y nos dimos cuenta que era una

¡Avalanchaaaa!!!! Entonces, empezamos a rodar y rodar y rodar sin poder ver hacia dónde íbamos, todo era blanco y borroso. Cuando dejamos de rodar, nos dimos cuenta que estábamos donde habíamos comenzado.

Quedamos tan, pero tan agotados, que decidimos dejar esta aventura para otra oportunidad.

 

LA GRAN CARRERA

 

Esta aventura, se trata de aquel día que decidimos participar en “La Gran Carrera”. Eran muchos y geniales autos, los más espectaculares que haya visto en toda mi vida y el nuestro, era pequeño, pero muy rápido y tenía una forma muy diferente a los demás, estábamos seguros que íbamos a ganar. Mi mejor amigo y yo, revisábamos los últimos detalles y que nada nos fuera a fallar, cuando de pronto, sentimos la bocina que daba inicio a la carrera.

Partimos veloces, no podía ver ni el camino por dónde íbamos, pero estaba confiado que llegaríamos a la meta antes que todos. Nos querían alcanzar, mas no podían. Trataron de chocarnos y terminaron causando un gran accidente; nosotros seguimos avanzando, nos tocaban la bocina, nos gritaban ¡Rojo, Rojo! y no escuchamos a nadie, seguimos tan fuerte como pudimos. Sin darnos cuenta, perdimos a todos de vista, seguros que ganaríamos. Cuando de pronto, nos dimos cuenta que habíamos corrido toda la carrera al revés y habíamos avanzado hacía el lado equivocado. No ganamos, pero aun así fue un día increíble.

 

 LOS PIRATAS

 

¿Recuerdas que te dije, que mis aventuras eran súper geniales? Pues, ésta no la vas a creer, pero es real.

Todo comenzó un día normal, yo descansaba en mi cama y de pronto llega mi mejor amigo, que venía muy apurado gritando ¡Rojo, Rojo! Cuando me vio, me contó que unos piratas habían robado un tesoro. Pensamos que tal vez podríamos recuperar el botín y decidimos ir a buscar un bote, para llegar a los piratas. Encontramos uno, algo pequeño,     pero    igual   nos      podría          servir y comenzamos nuestra aventura por el mar.

Viajamos por muchas islas, pero en ninguna de         ellas    había  piratas.                   Fue entonces,               cuando divisamos un barco enorme, muy sospechoso. Y justamente, como lo pensamos, se trataba del barco pirata     que estábamos    buscando.     Vimos que llevaban un cofre parecido a un tesoro y sin que se dieran cuenta, nos subimos a su barco. Tomamos una espada pirata, por si nos atacaban, pero el capitán del barco nos vio. Me encontraba muy nervioso, pero quisimos luchar por recuperar el tesoro. Se inició una batalla, no nos dejábamos ganar, ellos atacaron y nos defendimos. Primero vino uno, luego tres, luego siete y finalmente eran diez contra nosotros dos, pero nos libramos de todos sus ataques y recuperamos el preciado tesoro.

No nos resistíamos a ver que había dentro de ese cofre, así que decidimos abrirlo, y vaya sorpresa. Si se trataba de muchas monedas de oro, todas eran de un rico y delicioso chocolate, las que repartimos al final del día cuando ya nos íbamos a dormir.