Por Mariel Norambuena

 

Suena sencillo; sin embargo, es una de las cosas que más nos cuesta enfrentar a los adultos, porque, básicamente, hemos sido “adiestrados” para racionalizar y no para sentir. Vemos las emociones que llamamos negativas como algo malo. La tristeza, el enfado, el miedo, la ira o el asco, entre otras, son reacciones mentales o corporales a un estímulo interno o externo. Y son complejas, porque muchas veces sentimos más de una a la vez y los mapas mentales que nos llevan a sentirlas dependen de muchos factores.

 

Validar una emoción conlleva legitimarla, esto es, aceptar lo que el otro está sintiendo y ser empáticos con ello. Por el contrario, muchas veces tendemos a minimizar o reprimir esas emociones, sobre todo cuando se trata de niños, niñas y adolescentes. Si nosotros, sobre todo como cuidadores, ignoramos o bajamos el perfil de ellas, estaremos diciendo, aunque no sea explícitamente, que no nos importan, no tienen valor o que la otra persona no tiene el derecho ni la libertad de expresarse. Pero las emociones nos entregan información sustancial sobre nosotros; de hecho, son necesarias para aprender a sobrevivir y pueden ayudarnos a ser mejores y más felices.

 

Ahora bien, ¿cómo validar las emociones? Lo primero, es escuchar, haciendo contacto al menos visualmente. Segundo, es indagar en lo que está sintiendo, porque queremos entenderlo, no desde una posición de superioridad, sino desde la igualdad. A veces es bueno recordar que nosotros también nos sentimos así alguna vez cuando éramos niños o adolescentes, para saber que esa intensidad que ahora nos descoloca o altera va en proporción con la perspectiva de la otra persona. Todas las emociones son igualmente importantes. También se hace necesario nombrarla, describirla, porque eso aterriza, hace real de una manera verbal y, por lo tanto, conceptual, lo que se está sintiendo. Además, parte importante de la validación, es no juzgar, sino buscar comprender y manifestar que entiendes a la otra persona. Por último, entregar herramientas y estrategias que permitan transformar esas emociones y enfrentarlas, aceptando que es normal tenerlas.

 

El impacto psicológico que puede tener para un niño, niña o adolescente el no sentir sus emociones validadas, es tan fuerte, que puede incluso generar traumas y trastornos. Es por ello que te invito a poner en práctica los consejos anteriores. Recuerda que puedes seguirme en Instagram y Facebook. Me encuentras como @mescritora.

 

Equipo editorial, Etecé (05 de agosto, 2021). Emoción. Obtenido de https://concepto.de/emocion/

Guerrero, R. (04 de julio, 2023). Por qué es importante validar por igual todas las emociones de los niños. Obtenido de https://elpais.com/mamas-papas/expertos/2023-07-05/por-que-es-importante-validar-por-igual-todas-las-emociones-de-los-ninos.html

Hernández, E. (12 de abril, 2021). Qué significa validar las emociones de los niños y cómo hacerlo paso a paso. Obtenido de https://www.guiainfantil.com/educacion/aprendizaje/que-significa-validar-las-emociones-de-los-ninos-y-como-hacerlo-paso-a-paso/