Por Luis Sagüés Garay
Este pequeño pero único país, se enfrenta regularmente, a situaciones preocupantes para todos los residentes. Una de ellas es, en este momento, una inminente alza de las cuentas de la luz para todo el territorio. Se espera que esta alza supere en algunos casos el 60% del actual valor. Esto se ha producido por un evidente mal manejo de la realidad, originado por la una visión, que anima mayoritariamente a los políticos de izquierda, acompañados de una importante, pero minoritaria fracción de la oposición.
Se han adoptado medidas respecto a la generación de energía eléctrica, orientadas por la ONU, que está empeñada en unas campañas de dudosa consistencia científica, como lo es el denominado mal del siglo, o calentamiento global, producto de las emisiones de gases llamados promotores del efecto invernadero, causa del fenómeno citado. Entre los más importantes imputados, está el dióxido de carbono CO2, el metano CH4, óxido nitroso N2O y gases fluorados. Siendo el más denostado el dióxido de carbono. Todas las campañas del ambientalismo militante, apuntan a poco menos, terminar con este verdadero satanás de la atmosfera. Como ya es de reconocido mérito, estas campañas se basan en una profunda ignorancia, que, repetida sistemáticamente, termina creyéndose como un axioma indiscutible. Ya nadie recuerda que el CO2, o anhidrido carbónico, forma una parte casi insignificante de nuestra atmósfera (0,04 %) y que junto al agua H20, produce -con el concurso de la energía radiante del sol,- mediante los cloroplastos de los vegetales, toda la materia orgánica, que consumen los seres vivos de nuestro planeta. Si este demonizado gas, disminuyera a la mitad (0.02 %) es posible que se terminara brevemente la vida terráquea.
Chile es uno de los países con más alto costo para sus habitantes de la energía eléctrica. Aproximadamente $ 363,63 el KWh.
¿Por qué razón?
Porque en los últimos años se ha desatado una campaña, de solo promover fuentes de energía llamadas renovables o no contaminantes, o de alto costo. Eólicas, $116 a $257 el KWh. Fotovoltaicas (paneles solares), $ 281 KWh. Las que son sustancialmente más caras que las ya muy conocidas termoeléctricas (a carbón) $34,2 a $59.0 el KWh, pero que, por razones ideológicas, se impide su uso. Las hidroeléctricas de embalses, como el proyecto HidroAysén, están prohibidas. Estas tienen costos de producción de energía de $130 el KWh.
De tal manera que, si nosotros estamos obligados políticamente, a producir energía eléctrica cara, es imposible que tengamos un KWh mucho más barato, como el norteamericano, cuya principal fuente energética es el carbón. Allá el KWh domiciliario es, $ 159. Casi un tercio de lo que cuesta en nuestro país.